Cuando el nacionalismo se desmadra

Hace unas noches estaba cenando con unos amigos, y salio un tema interesante. y aunque pienso que esta en boca de todos, os lo voy a comentar.

En la mesa eramos tres parejas, no precisamente jóvenes, dos de ellas argentinas, y con un buen conocimiento de España, y de la realidad catalana, y nosotros, un matrimonio compuesto por un catalán y una sevillana, residentes en Cataluña la mayor parte del tiempo.

arcoIrisLa conversación derivó sobre viajes, y cada uno fue hablando de sus experiencias buenas y malas en distintas regiones y países, de los comentarios sobre los paisajes, se paso a las opiniones sobre gastronomía, y terminamos hablando de la gente, de como te trataban, o por lo menos, como percibiamos nosotros su trato.

Al fin y al cabo, cuando uno llega a un lugar, ya sea para trabajar o como turista, en su experiencia influirán todos esos detalles.

  • los paisajes que ves, ya sean naturales o urbanos, te predispondrán hacia el lugar
  • los olores, enfrentarte a olores químicos, o desagradables no causaran buena impresión en tu mente, (acordaros de lo que le molestaba el olor a ajo español a Victoria Beckham)
  • los colores, como parte del paisaje, también pesarán en esa primera impresión, el azul del mar, o el verde de los campos,  hacen que te sientas de forma distinta
  • el clima, con temperaturas extremas, ni  tu ni las personas que puedas encontrar en tu paseo estarán predispuestas a un dialogo relajado

Todo te influencia, para bien o para mal, y al fin y al cabo, así ha de ser, somos seres humanos, y cuando viajamos nos hemos de empapar de sensaciones, aunque luego no debamos utilizarlas para juzgar la bondad o no del territorio.

Y así discurría la conversación,  subproducto de una buena mesa y de un ambiente agradable, cuando uno de los contertulios (Miguel. tocayo) se le ocurrió decir:

«Realmente, deberíamos poder viajar y conocer antes de decidir de donde somos»

Todos estábamos de acuerdo que, de los lugares que conocíamos, todos tenían cosas buenas y cosas malas; que el paraíso perfecto no existe, entonces, la idea de escoger tu tierra tiene sentido; no se trata que un sitio sea mejor que otro, simplemente cada sitio es distinto y único, y por eso, cada persona puede encontrarse mas a gusto en uno u otro lugar.

El razonamiento era bueno, pero…daba lugar a otro, que creo que es mejor:

¿Porque tenemos que elegir? ¿Porque tenemos que decidirnos por un lugar? ¿Porque no podemos sentirnos en cada momento del lugar en donde nos encontremos? y si ese no nos gusta, nos vamos a otro.

Hubo un momento de silencio, en el que supongo que todos pensamos:

«Como podemos ser tan cortos de miras para creer que lo nuestro es lo mejor?»

Ya sabemos que el ser humano es así, que siempre ha habido gente que se ha creído elBasiaBn centro del universo hasta que llegó Copérnico», por no hablar de ese complejo de superioridad mostrado hacia los pueblos vecinos, simplemente porque no son tu pueblo (Hitler fue su máximo exponente)

Y, es posible que después de todos estos siglos sigamos peleando porque: «

mi pueblo es mejor, mas grande y bonito que el tuyo, mis pastos mas verdes, mis vacas mejores,… hasta cuando vamos al lavabo, olemos mejor!»

Es posible no ver la pobreza mental que implica esa postura, y ya no hablo de razas, nuestra xenofobia empieza a 10 kilometros de distancia; a veces pienso que esas opiniones nacieron cuando vivíamos en cavernas y no conocíamos ni a los de la caverna de al lado, pero hoy en día que, aunque sea por televisión, hemos visto todo nuestro planeta, de verdad:

¿Hay alguien que pueda seguir pensando así»burro

Si es así, puede que todavía viva en esas cavernas… en nuestra conversación, estuvimos de acuerdo todos, son  planteamientos difíciles de entender, y poder decir (y sentir) que estas mas o menos a gusto en cualquier parte tendria que ser  un orgullo.

Como es un orgullo rodearse de esa gente que opina así., que cree que la globalizacion pasa por respetar tambien a todos.

Fue una cena interesante. Gracias

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